Los refractarios son materiales resistentes a altas temperaturas usados en el recubrimiento de hornos, reactores y otras unidades de procesamiento.

Además de la resistencia a los esfuerzos térmicos y otros fenómenos físicos provocados por el calor, los refractarios deben resistir el desgaste físico y corrosión debido a agentes químicos. Los refractarios son más resistentes a las altas temperaturas que los metales y son usados en aplicaciones térmicas por arriba de los 1000°F (538°C).

Los productos refractarios caen en dos categorías: de tipo ladrillos y especialidades o monolíticos. Los recubrimientos refractarios pueden estar hechos a partir de ladrillos o especialidades como cementos plásticos, proyectables, aplicados con boquillas, apisonados o una combinación.

¿De qué están hechos los refractarios?

Los refractarios se producen a partir de materiales naturales y sintéticos, generalmente no metálicos, o de combinaciones de compuestos y minerales tales como alúmina, arcilla refractaria, bauxita, cromita, dolomita, magnesita, carburo de silicio, zirconia, entre otras.

¿Para qué se usan los refractarios?

En general, los refractarios se usan para construir elementos sujetos a altas temperaturas, yendo de lo simple a lo más complejo -por ejemplo, las losetas cerámicas usadas en el transbordador espacial para protegerlo en el reingreso a la atmósfera-. En la industria, son usados para recubrir calentadores y hornos de todo tipo –reactores, cucharones, ollas, hornos, muflas, etc.

Dependiendo de la aplicación, los refractarios deben resistir ataques químicos, soportar metal fundido y erosión debido a la escoria, choque térmico, impactos físicos, calor catalítico y condiciones adversas de éste tipo. Dado que los variados ingredientes que los componen les añaden diferentes características y propiedades, se han desarrollado una gran variedad de refractarios con fines muy diversos.